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lunes, 7 de septiembre de 2009

¿Conviene tomar un préstamo para cancelar el saldo de la tarjeta?


Es un círculo vicioso, del que cuesta cada vez más escapar. Las entidades ofrecen a los clientes créditos de hasta 24 cuotas para cancelar el saldo impago del plástico y así ponerle el contador otra vez en cero. Buscan, de esta manera, darle más aire para consumir.

Para las propias entidades, ofrecer esta alternativa puede convertirse en una tabla de salvación, ante un problema que las viene persiguiendo desde fines de 2007 : el aumento del nivel de morosidad.

El motor que apalancó el crecimiento económico de los últimos años, el consumo, fogoneado a través de los préstamos, atraviesa desde hace algunos meses un estado de virtual amesetamiento, arrastrado por el cambio de expectativas de la sociedad, a partir de la incertidumbre política local y la crisis global.

Este escenario de estanflación por el que transita hoy la economía local, muestra grandes diferencias respecto al que debió recorrer el país en 2001.

Esta vez encontró a los consumidores con más dinero en los bolsillos. Pero también con más deudas, tanto por algunos créditos contraídos mediante préstamos personales como por el uso dado a las tarjetas de créditos.

Muchos quieren liberarse de esa carga, pero la "bola de nieve" ha llegado a tal punto, que cancelar el total del resumen del mes, producto de las compras hechas con el plástico, les resulta cada vez más cuesta arriba.

Tal es así que, como diera cuenta iProfesional.com , sólo cuatro de cada diez personas pueden cancelar el total. En tanto, el 60% restante apenas puede pagar el mínimo o una parte del saldo, según información aportada por Notibancos.com a este medio.

Los bancos tomaron nota de esta situación y apuntan su artillería a ampliar la batería de ofertas tendientes a permitirles a los clientes que puedan achicar sus saldos y, al mismo tiempo, darles más posibilidades para que sigan consumiendo.

"Para un banco no es negocio que el cliente pague la totalidad de su consumo con tarjeta de crédito, ellos ganan con el financiamiento". Pero, por otro lado, también necesitan mantener bajo control la cartera de irregularidad", recordó una fuente del sector.

En este escenario, se han ido ampliando y promocionando alternativas para equilibrar el financiamiento y la mora.

Es así que ofrecen préstamos personales, a sola firma, como la alternativa para cancelar el saldo de la tarjeta de crédito, en 3, 6, 9, 12 y hasta 24 cuotas, según el detalle de tasa nominal (TNA) y costo financiero total (CFT) que el cliente puede encontrar al pie del resumen de gastos que recibe mes a mes.

"Para mitigar la tasa de morosidad, que ha venido en aumento durante el primer semestre del año, los bancos salieron a achicar los saldos de financiación del plástico, a cambio de ofrecer préstamos personales . Es por ello que se aprecia una pequeña suba en el monto de estos créditos, al mismo tiempo que se observa una baja en el saldo financiado con tarjetas", explicó Gustavo Giraldez, especialista de Notibancos.com.

En este contexto, iProfesional.com investigó cuáles son las opciones que existen en el mercado y que es lo que más le conviene al cliente.

La mora en el ojo de la tormenta
Cuando un cliente posee saldo impago se le ofrece, desde la propia tarjeta, cancelarlo en cuotas. En muchos casos, lo que se hace es recategorizarla, reduciéndole el límite de compra y el de crédito de la tarjeta.

Según explicaron a iProfesional.com directivos de entidades bancarias, la estrategia apunta a actuar rápidamente para reducir -o mantener bajo control- la cartera irregular.

Es decir, apenas detectan un pago incumplido se contactan con el cliente para hacerle recordar el vencimiento y ofreciéndole alguna variante de refinanciación, llevándole la deuda a mayor plazo para abaratar así las cuotas y facilitándole su cancelación progresiva.

Claro está que, " este rollover de gastos mantiene al cliente cautivo y el banco puede mejorar los índices de morosidad de su cartera ", explicó Giraldez.

Lo mejor para el usuario
A la hora de saber si conviene aceptar la propuesta de tomar el préstamo ofrecido por la entidad para cancelar todo el saldo del plástico, o seguir financiándose pagando una parte del resumen, fuentes del sector explicaron que la tasa de interés es muy similar ya que, en ambos casos, se encuentran entre los 28 y 37 puntos. Es que por la Ley de Tarjetas de Crédito, no puede superar en un 25% a la cobrada por préstamos personales.

Marcos Bazán, socio de Deloitte, explicó que es muy común que los bancos salgan a fomentar los préstamos personales, y para eso bajan algunos puntos las tasas. De todos modos, coincidió en que las diferencias son mínimas y mientras la tasa de financiamiento del saldo puede ser de 35 puntos, en los préstamos puede ser de 30 por ciento.

Fuentes de una entidad privada explicaron que los bancos se ven obligados a realizar gestiones más agresivas de recupero, para así anticiparse a la mora. Y por eso ofrecen estos planes de salida.

Por otro lado, se advierte que para los clientes este mecanismo de financiamiento puede ser un arma de doble filo.

"Accediendo a la financiación la gente se compromete con el banco a abonar un monto fijo , por una cantidad de meses determinados, para dar por cancelada toda la deuda. En cambio, si continúa pagando el mínimo, tal vez alguna vez llegue a cancelarlo, pero va consumiendo su capacidad de crédito", explicó Giraldez.

Entre las tarjetas se pueden observar algunas propuestas de financiamiento, en las cuales se observa que el costo financiero total llega a un 50%, aproximadamente:

* Visa , con su Plan V, ofrece pago en 3 cuotas con una TNA de 32% y un CFT de 46 por ciento. Los montos se van incrementando según las cuotas, hasta llegar a 24 cuotas con una TNA de 41% y un CFT de 49 por ciento.

* En el caso de American Express , las opciones son el financiamiento mínimo de 3 cuotas con una TNA de 29% y un CFT de 42%; y el máximo de 24 cuotas con una TNA de 29% y un CFT de 42 por ciento.

Según un relevamiento de Notibancos.com, "por el lado de las tarjetas de crédito se aprecia una marcada baja en las tasas máximas de financiamiento aplicadas, salvo en el caso del Banco de la Nación, que muestra una leve suba".

De las entidades relevadas, una de las más altas continúa siendo la que cobra el banco Supervielle (40,7%). En tanto, el menor interés lo cobra el Banco de la Ciudad de Buenos Aires (23 por ciento).

Ranking
Según da cuenta el propio Banco Central, en los últimos tiempos se viene registrando un fuerte crecimiento de la mora, en especial en lo relacionado a líneas destinadas a las familias.

Tal es así, que el Informe de Bancos correspondiente a julio de este año, expresa que "la irregularidad de las financiaciones a las familias aumentó 1,2 puntos porcentuales (p.p.) en los primeros 5 meses de 2009, hasta 5,6%, el máximo nivel observado desde octubre de 2005".

La calidad de los préstamos a hogares sigue en franco deterioro y el promedio, para todas las entidades, se ubicó en 6,4 por ciento.

El siguente cuadro muestra cuáles son los bancos más aliviados y aquellos más comprometidos:


El informe agrega, además, que este deterioro en el desempeño de las líneas al consumo es principalmente impulsado por los bancos privados.

Si bien ese 6,4% es el promedio general, existe una profunda disparidad entre las distintas entidades.

Por un lado se ubican aquellas con elevados niveles de morosidad, liderados por los bancos Columbia, Saenz y de Servicios y Transacciones (Credilogros) , con porcentajes que van del 24,6% al 34,1 por ciento.

Un escalón más abajo se encuentran el Privado y Cetelem, con el 17,7% y 13,8%, respectivamente.

En un rango intermedio se posicionan los grandes bancos minoristas tanto públicos como privados, como el Córdoba (6,7%), Galicia (6%) y Citi (5,4 por ciento).

Aunque en este último caso, el Citi, es relevante la elevadísima morosidad de la "cartera comercial asimilable a consumo", (aquella por un monto individual no superior a los $200.000), que llega a un vertiginoso 40% del total. Todo un número.

En el otro extremo se ubican los bancos españoles y la banca oficial, cuyas carteras en dificultades no superan el 3,6% del total de financiaciones.

En términos operativos, una elevada mora es un verdadero dolor de cabeza para las entidades, pues en la medida que va pasando el tiempo, deben previsionar, es decir, asignar un monto de dinero creciente respecto del total del crédito. Cuando la cuestión se complica, esa previsión llega al 100% del monto y afecta el resultado del período en el que se realiza.


Guillermina Fossati
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